Historias de un autobús

Él subía cada día en ese autobús, saludaba, le sonreía e intercambiaban las palabras justas. Siempre algo se le quedaba en el interior, pero le daba igual. Durante el viaje procuraba sentarse en su misma fila, pero en la ventanilla contraria y mientras veía los árboles pasar, intercambiaba alguna mirada con ella, o simplemente la observaba de soslayo. Su humor era voluble, siempre era feliz de verla en ese asiento, siempre se levantaba con ganas de llegar y encontrársela, pero esa felicidad se esfumaba con el paso de los minutos. Cuando el autobús paraba y sus caminos se separaban, a él le cambiaba el gesto hasta la mañana siguiente. Observaba sus fotos para las que posaba en alguna página con el resto de sus amigas y se le llenaba el alma de rabia cuando en vez de amigas, veía a alguno de esos que capaban el futuro de la bonita chica.

Ella era la típica chica menuda, con un cuerpo de niña que no llamaba demasiado la atención a los que no la conocían y con esa carita joven que vislumbraba una gran sonrisa que conseguía enamorar a cualquiera. Además tenía una forma de mirar, que invitaba a querer conocerla y acercarse a esos labios carnosos que decían muy pocas palabras al día. Le encantaba estar sola, pasear y hacerse la tonta siempre que le preguntaban algo, además tenía una rara afición que no hizo más que darle desgracias y dolores de cabeza. Le encantaba rodearse de gente que no le convenía, pero no por que esa gente se fumara la vida y no dejara hierba para nadie más, ni tampoco porque quisieran imponer su pensamiento en ella, si no porque su fragilidad a la hora de creer en su futuro hizo que no se viera una mujer de provecho en él y se dejo arrastrar, como el mar arrastra a cualquier animal muerto hasta la orilla. Era una chica con un expediente académico notable, no quiso hacer carrera ni un fp superior, solo quiso ser popular donde creía que lo era y dejo de lado las miradas y las sonrisas de aquél chico que le parecía de otro mundo y sí… se echó a perder.

Yo quería imaginarme esta historia con un final sin lágrimas, con un final en que después de muchos años se reencuentran, no se si en ese autobús donde compartían miradas y saludos o, si simplemente, en cualquier cola de la compra, de cualquier lugar, en cualquier ciudad y sus miradas vuelven a conectarse y simplemente las cosas fluyen como debieron fluir hace muchos años.

Pero el final fue distinto, él ya tiene una familia y es feliz y ella es madre soltera y vive con sus padres. Ayer se volvieron a encontrar en la parada del mismo autobús como hace años. Él llevaba a su hijo y ella a su hija y el destino hizo que reconocieran sus miradas al primer instante, pero no se dijeron nada, todo fue como había sido en el pasado, un saludo, una sonrisa y una espera interminable por aquel autobús. Llegó el final de la espera, los padres se despidieron de todos los niños y cuando el autobús se fue, él se atrevió a acercarse, pero no le dijo lo que toda su vida quiso decirle. Ella se quedó con los ojos vidriosos mirándolo, él la abrazó y al oído le susurro que cuidara muy bien de su hija. Mientras se iba se preguntaba que hubiera pasado si en su día ella hubiera accedido a algo más que miradas, pero era tarde, muy tarde.

Este microrelato, no es más que la historia que pasó por mi cabeza hace muchos años. La chica y el chico son reales, también el autobús. así como mi imaginación. De está historia, surgió una canción que compuse en su momento pero que nunca me gusto tocar, porque era demasiado dura para que la voz aguantara sin quebrarse.

MARCIANOS SIN BOMBONAS DE METANO

Hoy traigo otra cosita nueva al blog. Es un estilo copiado de un compañero que hace algo así en su blog, pero bueno… citar párrafos de otra gente para comentar algo, supongo que se le puede ocurrir a cualquiera… o no…

Hoy le han comprado a mi padre que está en el hospital la Muy Interesante (no cobro por esto) para que se entretuviera un rato, pero digamos que a mi me dio la risa cuando me lo contaron y a mi padre cuando se la enseñaron. Con el Marca (por esto tampoco) en la mano ya es feliz.

La revista empieza muy bien, antes de explicarnos como va a transcurrir nuestra lectura en sus hojas, ya ponen una foto de Xabi Alonso vestido como el señor que es y eso, ya llama la atención… (es jugón…). Después de un par de anuncios más allá, en la página 8, vuelvo a mi infancia, gracias a un título que me evoca a mis pensamientos juveniles, buscando en el cielo cosas extrañas, queriendo encontrar objetos que no deberían estar ahí, o nubes con extrañas formas que pudieran esconder algo al antojo de seres más inteligentes y poderosos.

El artículo lo firma Antonio Muñoz Molina, uno de los muchos autores españoles actuales que están en auge y que además es la última vocal en la RAE. El título, Desaparecen los marcianos, hace referencia a los últimos hallazgos del Curiosity en Marte, donde parecía ser, que habían detectado una gran cantidad de metano que debería proceder de vida bacteriológica, pero en realidad la cantidad ha sido de 6 veces menos lo esperado, disminuyendo infinitamente la probabilidad de encontrar vida en es ése planeta. El autor nos transporta a su pasado lleno de sueños y anécdotas para llevarnos con un gran golpe anímico al desenlace final:

¿ Qué habrá sido de los viejos ufólogos de nuestra adolescencia, los que aparecían opinando con severidad de catedráticos en los programas de televisión y eran entrevistados en los periódicos, los que tenían a veces hasta programas propios donde examinaban con gran rigor las pruebas de avistamientos de naves alienígenas, o de contactos personales con extraterrestres? Aparecían con un fondo de estanterías bien nutridas, como profesores eminentes. Algunos fumaban gravemente en pipa, o llevaban perilla. El modelo gurú, con barbas pobladas, mirada fija y aire rasputinesco, se impuso años después, cuando ya aquellos saberes perdieron del todo su respetabilidad y fueron confinados a revistas delirantes y horarios de madrugada en la radio o la televisión. […]

[…] Los ufólogos serios utilizaban sobriamente el lenguaje de la astronomía, no el de las novelillas baratas de monstruos invasores. Estudiaban la correlación entre las fases de máxima cercanía de Marte a la Tierra y la frecuencia de avistamientos de posibles naves, y discutían el trazado de los hipotéticos canales del planeta rojo. […]

[…] Como las utopías políticas de los años sesenta, las expectativas de vida marciana se han ido desmoronando muy rápidamente con el paso del tiempo. Ni la Tierra será nunca un paraíso comunista, como prometía la letra de la Internacional, ni Marte ha sido nunca una base de naves exploradoras o de aquellos artefactos bélicos que inventó H. G. Wells, y de los que Orson Welles hizo un uso tan espectacular en la radio.

La música de nuestros ojos.

Las buenas películas suelen ir acompañadas de buena música. A veces, películas mediocres se convierten en decentes gracias a esa banda sonora que las acompaña y que se nos suele quedar pegada en nuestra mente desde minutos hasta años.

Hay tantas canciones dentro de una sola película, que casi siempre es difícil quedarse con una, pero a mi me apetece intentar hacer eso aquí. No puedo criticar sobre cine o sobre música puesto que seguramente sea un gran ignorante en cada campo que intente vislumbrar, pero sí puedo ser totalmente subjetivo y cada vez que vea una película quedarme con esa canción que me parezca o mejor o que más ayuda a la película para mi mayor disfrute.

Quien no recuerda los cientos de canciones que hemos escuchado en nuestra vida en un cine, en la televisión, en un ordenador… La primera que se me viene a la cabeza es… «The eye of the tiger» de la película «Rocky», ¿Quién se acordaría de la escena entrenándose sin esa canción de fondo sonando?

Otras más antiguas como la de «Casablanca» con ese: «tócala Sam» (Lo de tócala otra vez Sam, no se de donde viene, pero en la película que yo vi no lo escuché) y el tema de Frank Sinatra «As time goes by» y miles más…

Para empezar este apartado, me gustaría no tener distorsionada la realidad a más de una semana, ya que en mi vida pasan últimamente muchas cosas en poco tiempo y tiendo a olvidarme, o a cambiar cosas que me han pasado más allá de un breve periodo de tiempo. Así que la primera canción será sobre una película visionada hoy mismo.

El filme que he podido contemplar hoy es: » Hay alguien ahí» (Is Anybody There?) (2009) de John Crowley. Como bien he dicho antes, aquí no voy ni a desgranar ni a comentar ningún aspecto crítico de la película, pero si me gustaría añadir que por lo que he observado, la música no influye muy marcadamente en ningún devenir importante de la película, pero siempre acompaña ciertas aventuras y acontecimientos haciendo acto de presencia.

El tema elegido para el primer día es un tema de sobra conocido y muy animado. Se trata de «Come on Eileen» (1982) de los Dexys Midnight RunnersPor lo que he indagado (sobre todo la wiki) Este fue su segundo tema que consiguió llegar a lo más alto de las listas británicas después de «Geno» (luego os  dejaré un vídeo, aunque a mi esta canción no me suena de nada, para que veáis que importante es salir en el cine). Al año siguiente consiguió ganar el premio a mejor sencillo británico en los BRIT ( premios de la industria fonógrafica británica).  Como curiosidad , y de nuevo según la wiki, en agosto de 2005 se uso esta canción para motivar a los astronautas del Discovery el último día de misión, en referencia a su capitán Eileen Collins.

Y nada más por hoy. Espero que os haya gustado este repaso por la wikipedia y que os guste la canción.

Besos y abrazos, cuidaros las arrugas. Un saludo.