La maldita primavera.

«Vexo Vigo, Vexo Cangas, tamén vexo Redondela»… Así suena la canción popular gallega.

Quizá se pueda en verano, pero en días como hoy, solo nos queda ver la niebla y las nubes que surcan ese espacio de tierra, que aunque sabemos que está ahí, solo podemos ver ciertos días al año.

«Miña terra Galega, donde o ceo e sempre gris.» y así rezaba Siniestro Total en unos de sus himnos.

Me gusta la Galicia lluviosa, la Galicia de brumas infinitas que surcan todos sus puntos cardinales, así como la Galicia que nace bien entrada la primavera con un poco de sol que calienta y otro poco de lluvias que forman «arcos da vella«.

Pero he descubierto recientemente una nueva lluvia. Siempre ha estado ahí, simplemente no me había percatado. Quizá, si alguien lee esto y tampoco se ha dado cuenta hasta ahora, se sorprenda a si mismo en la próxima llovizna buscando esta lluvia, pero claro, estamos en Galicia y nadie puede saber que tipo de lluvias vendrán ni que mojaduras nos depararán.

El otro día, aunque parezca extraño, alguien me habló bien de este rincón. De este experimento de vomitación de pensamientos, que a veces solo uso para decir tonterías o similares. De las pocas palabras que dedicaron para darme una buena opinión, me quedé con una. El rincón es fresco.

Me gustó. Sí, sin más. Sale de un sitio cerrado y requemado como mi cabeza, pero era fresco. Un poquito de presión para mi siguiente vomitada. No podrían pasar muchos meses, ni ser algo terriblemente malo, aunque si saliera un poco malo, no estaría nada mal.

Solo se me ocurrió la lluvia. Y otra canción se me vino a la cabeza. «Huracanes de vientos, lluvia andante semiparalela y en todo el monte funerales alegres, naturales, de hojas muertas». Poesía de tres grandes como son Robe, Fito y Manolo Chinato.

Y sí, no es cualquier lluvia. Es una llovizna.

Existe y no existe. Es un tipo de lluvia que te hace dudar de que este lloviendo. Debes buscar un charco y ver ondas producidas por la caída del agua que no consigues ver, fijarte en algún fondo claro en un sitio oscuro o en fondos oscuros que tengan alguna proyección de luz delante y sobre todo, tener una rápida respuesta visual.

Quizá, ni en los coches con sensor de lluvia, los limpia parabrisas se lleguen a inmutar.

La duda puede habitar en ti por siempre. Si la maldita primavera vuelve a golpearte con su sol y tu nos has conseguido dislumbrar ninguno de esos indicios de crimen, siempre te quedará la duda. Así que sé rápido, busca un charco o agudiza tus retinas, enfoca y disfrúta.

La maldita primavera… M-Clan y Spotify me trajeron «mil cigarrillos» mientra escribía. Maldita, sal de ahí de una vez.